Os dejo algunas imágenes del taller “Dibujacasablanca” que por segundo año consecutivo, gracias a la Embajada Española y al Instituto Cervantes, he impartido en esa bonita ciudad marroquí.

Me ha encantado participar en el taller de dibujo callejero “DibujaRabat/Salé”, tres intensos días de reapropiación del espacio público, intercambio de puntos de vista, descubrimiento de otra realidad y captura del entorno que nos rodea. El finde que viene, gracias a la Embajada de España en Marruecos y al Instituto Cervantes, repetimos la experiencia en Casablanca.

Días de lluvia entre Las Hurdes y Las Batuecas.

Ceremonias de solsticio de invierno, mientras el país vota: volver a la playa de Laga a enterrar los fantasmas de años pasados.

Estoy dibujando poquísimo en este viaje, pero ni tan mal.

Encantado con la oportunidad de salir a perderme por Marrakesh.

Vuelvo a perderme por Marrakesh, un laberinto en el que creía que sabía orientarme, y aprovecho para detenerme a dibujar

Paso el día caminando por Salé y hablando y comiendo con los pescadores. El agua invita al baño y a las acuarelas

La cosecha del día en Rabat.

Los bombarderos que arrasaron Dresde o Gernika no sobrevolaron el Cabanyal. Tampoco  terremoto alguno sacudió las casas y las vidas de los vecinos que habitaban estas calles.

El Cabanyal era hasta los ochenta un “barrio consolidado”, como gustan de llamar ahora los nuevos planificadores. En la Plaça del doctor Llorenç de la Flor corrían niños, charlaban vecinos, buscaban sitio para aparcar, iban a la compra. En los bajos de las casas había tiendas, en las terrazas se ponía a secar la ropa lavada.

Pasaron por aquí otros vecinos de la ciudad, insensibles a todo lo que no fuera dinero. Capitostes disfrazados de benefactores, de ciudadanos preocupados por el bien común, de adalides del progreso. Posaron sus ojos  en aquellas calles y dictaminaron que eran anacrónicas, que en una ciudad moderna aquel vestigio del pasado no tenía cabida, que había que ser realistas y dejar paso al futuro. El bien de la ciudad requería ese sacrificio. La huerta que rodeaba la antigua urbe se asfaltaría, enladrillaría, urbanizaría y todos aquellos nuevos vecinos, coches y visitantes necesitarían una salida rápida y cómoda a un mar donde se alinearían nuevos centros comerciales, restaurantes caros y locales de ocio de lujo. La cercanía al mar y al centro de  la urbe fue la perdición del Cabanyal de la misma manera que la ruina de otros lugares es existir sobre una bolsa de petróleo. Los tiempos pasados, la vida sin sobresaltos, los ritmos estables pasaron a mejor vida. El susto, y el miedo se instalaron en el barrio.

Convivimos con monstruos. Gentes que valoran el tejido urbano en “edificable o no edificable” y ve la degradación (siempre consentida, tantas veces provocada) como oportunidad de negocio. Planificadores que primero construyen PAUS que después han rellenar de carne. Depredadores que buscan donde sea el beneficio de las empresas para las que trabajan.

Así pues, siguiendo ordenes dictadas por el capricho, decenas de casas se compraron, expropiaron, derribaron, abandonaron. No se concedieron permisos para obras de mejora ni para instalación de negocios. Se dejó de limpiar. Se dejó degradar. Calles enteras se cercenaron. Algunos de los vecinos buscaron una vida diferente lejos de su barrio de toda la vida. Otros lucharon para evitar que el sinsentido arrasase su pasado y su futuro.

Es difícil abarcar la magnitud del desastre. Son cientos las casas y decenas las calles afectadas por esta bomba silenciosa y atroz. Las archifamosas imagenes de Detroit son terribles pero demasiadas lejanas. Parece que la desolación que muestran hubiera sido causada por una catástrofe natural y que no fuesen la consecuencia de decisiones de hombres. Más cerca he visto el casco viejo de Badajoz, el de Logroño, la casbah de Argel o el barrio español de Orán. Areas inmensas,  antaño bulliciosas y hoy en silencio, devoradas por ese monstruo siempre hambriento que los enemigos de la humanidad llaman progreso.

Hoy leo en El País que el Ayuntamiento de Valencia deroga el plan de Barberá para El Cabanyal. Felicidades a esos vecinos cabezones, aunque me temo que para muchas familias ya es demasiado tarde.

Los dibujos están hechos hace un par de meses en unos papeles encontrados entre la basura que afea esas calles fantasmales.

Aquí podéis ver algunas imágenes de esa terrible zona cero.

Hace aproximadamente dos meses que dos terremotos devastaron Nepal. Pensando en cómo podría ayudar a la recostrucción de ese país que tan bien me trató se me ocurrió editar un libro con los dibujos que hice allí y donar los beneficios a una ONG que da educación a niños sin recursos. Me puse en contacto con Arianna Squilloni, de la editorial A Buen Paso, de quien un amigo común me había hablado muy bien. Me dijo inmediatamente que si (aquí explica por qué lo editó). No solo eso sino que se ofreció a donar su parte, lió a la imprenta para que hiciera un buen precio, lió a MIquel Puig, un magnífico diseñador que ha trabajado por la cara. Por mi parte embarqué a Elvira Lindo que escribió un emocionante prólogo.

Podéis comprar el libro en la web de la editorial, mandando un correo a Arianna, o en vuestra librería de confianza. Para quienes estéis en Madrid, lo presentaremos el miércoles a las 19,30 en La Central de Callao, que se ha enrollado muy bien para dar difusión al acto. (¡Mil gracias, Begoña!)

Una entrevista de Jesús Marchamalo en “El ojos crítico”

Otra entrevista de Olga Ayuso en “Agitación y cultura”.

Más dibujos de Paris hechos hace poco

Dibujando en Paris bastante menos de lo que suele ser habitual. Será que me hago viejo

Más imágenes de sitios donde ahora, seguro, ha habido corrimientos de tierra que han incomunicado pueblos. Eso en el mejor de los casos…

Pienso en Nepal y duele. Os dejo unos apuntes de cuando rodeé los Annapurnas.

Estos edificios que dibujé en Kathmandú ya no existen. Más de 2000 personas han muerto en un terremoto que ha arrasado ese país trágico y maravilloso.

He estado en Lisboa participando en la Primavera Ciudadana, un evento organizado por Academia Cidadã que forma parte del proyecto New Europe – Cities in Transition del que podéis saber más aquí y ver fotos aquí.

Os dejo a continuación mis dibujos y notas del tercer y cuarto día en los que conocimos a Lisbon Sustainable Tourism , vimos el documental Dreamocracy y estuvimos en la Cozinha Popular da Mouraria.

El reportaje completo en el blog de Academia Cidadã

Reportaje sobre el viaje, en inglés, aquí.

BONUS TRACK
He subido aquí algunas fotos de la gráfica que he encontrado en las paredes de Lisboa y aquí algo de arquitectura de esta ciudad infinita.